08
Sep

Muchacha, ¿Estás Casada?

Corto documental

Por: Felipe Moran y Kristína Jamrichová

Este es un documental sobre la identidad de una auténtica tribu urbana que ha sobrevivido hasta la fecha, en medio de una descomunal sociedad de “Los Otros” y que ha logrado conservar su peculiar cosmovisión del mundo.

Hoy día el tema de la identidad, parece, que se ha puesto muy de moda. ¿Por qué será? Acaso estamos atravesando tiempos de mayor preocupación por nuestra propia identidad, hecho que nos hace reflexionar de las identidades ajenas? La gente Rom de Guadalajara lleva alrededor de veinte años de sedentarios viviendo en las afueras de la ciudad. ¿Podríamos decir o dirían ellos que se sienten (chez soi – en casa)aquí en las casas que construyeron? Sí, porque los Rom traen su casa consigo, su casa es su familia – no sólo padres e hijos sino también primos, tíos, cuñados y sobrinos.

Su casa son sus prácticas culturales jamás carentes de un significado social. Aquí, tal vez, somos testigos de una identidad territorial en su sentido de palabra simbólico.

Los Rom aceptaron que uno puede sentirse en cualquier parte chez soi siempre y cuando traiga su mundo encima. Los Rom de Guadalajara conforman una comunidad aproximada de quinientas a seiscientas personas.

Ellos mismos suelen presentarse a los non-Rom como Gitanos o Húngaros, debido a que la mayoría de la gente desconoce el término Rom. Ni uno de estos etnónimos tiene mucha pertinencia en cuanto a su verdadero origen. La equivocación popular Húngaros, que es de uso común por toda América Latina, fue creada, tal vez, por ellos mismos ya que se creía que habían venido de Hungría. El término Gitanos por su parte debería usarse correctamente sólo para referirse a los Gitanos de España, sin embargo se ha acostumbrado en la lengua española aludir con él a cualquier grupo gitano o nómada. Además, los Rom de Guadalajara se consideran a sí mismos Mexicanos.

Eran sus tatarabuelos que a nales del siglo diecinueve empezaban a cruzar el Océano Atlántico y llegar al continente americano desde Europa (tanto América del norte como del sur). Incluso dentro del propio continente se trasladaban mucho, así que hoy día resulta que en México hay Rom que son descendientes de clanes que antes vivían en Argentina, Perú u otros países latinoamericanos. Cabe subrayar que la metamorfosis de su identidad colectiva, el grado de su conservación y su desarrollo continuo en este ambiente, han estado transcurriendo de una manera completamente distinta del contexto europeo, como si se hubieran aprovechado del hecho de que aquí, en medio de un amasijo indígena-mestizo su presencia gozaba de la posibilidad de pasar desapercibida o percibida solo hasta un punto admisible para ellos.

No fueron sometidos a una sedentarización forzada, se establecieron o pasaron al seminomadismo porque en un momento dado así les convenía. Aproximadamente hasta los años noventa del siglo pasado erraban por todo México con su cine ambulante. Literalmente llevaron el agua a su molino ya que llegaban hasta los ranchitos perdidos donde no había televisión ni electricidad. Cobraban cinco pesos la entrada y los lugareños les daban la bienvenida pues traían un poco del aire artístico a esos lugares arrinconados.

La electricidad, la televisión y los vídeo-reproductores acabaron con el negocio de los gitanos. Hay quienes siguen errando hasta la fecha, sin embargo la mayoría se aprovechó de los precios favorables de los terrenos en las aglomeraciones urbanas crecientes y se construyó sus casas.

El documental relata la cotidianidad de los Rom tal como acontece en las afueras de la segunda ciudad más grande de México. Esta gente que vive de la compra y venta de coches usados ha conseguido mantener su forma de vida basada en el acatamiento de las normas de organización social que incluye respeto a la pertenencia en su linaje.